Tu historia de cuarentena

Por: Laura Di Iorio

Ella es una joven mujer de 60 años. Luego de una experiencia matrimonial que culminó en fracaso, vive con su soledad rodeada de afectos. Sensible, reparte su tiempo entre tareas sociales, actividades artísticas y su reconocimiento personal.

Estaba sentada en su terraza soleada cuando se le ocurrió comenzar a registrar algunos sentires…y tomando su celular, se grabó:

Un 20 de marzo se inició lo que marcaría un hito en nuestras finitas vidas.

Preguntarán qué pudo haber sucedido tan relevante y tan diferente a nuestro cotidiano.

Algo que comenzó como una fase acotada, corta y tolerable, se tornó en inmensurable e insoportable.

¿Esto está pasando? o es uno de esos días en que mi imaginación echa un velo a la realidad y sólo veo lo que ella quiere mostrarme?

La duda ocupa unos instantes hasta que vuelvo al presente y me golpeo entre paredes.

Si, no es el último estreno de cine catástrofe, tampoco es la pesadilla de una noche mal habida…

Es agobiante encierro, es mañana incierto, es lo prohibido.

No estoy preparada para no ver mas a los míos.

No estoy preparada para no caminar mas mi barrio querido.

No estoy preparada para despedirme sin una mano amiga.

Uno, dos, tres, más arriba esa pierna, aprieto el abdomen…vamos, diez más.

Respiro profundo, cierro los ojos, vacío mi mente, me elevo.

Tomo consciencia de que los días despiertan todos bellos, el cielo está más celeste que nunca y el sol abraza nuestro ser a falta del calor de nuestra gente. Mientras, un cuantioso trinar acompaña los desayunos tempraneros.

Me gustan los adoquines

La vereda con hojas secas

El fresco silencio matutino

El aroma del fogón encendido

Me gusta buscar rincones donde espiar a la luna

Encontrar a Dino en una nube perdida

Descubrir un mundo debajo de la enredadera

Alcanzar a escuchar un cielomoto

 

Uno, dos, tres, más arriba esa pierna, aprieto el abdomen…vamos, diez más.

        

¿Creo que mis animales se están humanizando… o yo me estaré animalizando? Lo cierto es que su comprensión crece a la velocidad de un infante y creo que pronto, sentiré su palmadita en la espalda.

 

¡A mí alrededor hay gente que vive en otro mundo, se escuchan numerosas voces alegres, despreocupadas, desinteresadas…evidentemente las noticias le son ajenas, evidentemente el “otro” para ellos no existe!!!

¿Dónde estoy? Me siento en una burbuja aislada, ¿cómo llegué aquí? No pertenezco a este lugar.

Respiro profundo, cierro los ojos, vacío mi mente, me elevo.

Quién es, ¿qué pasa? Me despierta un llanto…es mi compañero peludo que gime y su triste expresión obliga a decidirme…hoy nos aventuramos a andar por más de 20 cuadras y volvió feliz.

Calles silenciosas, viento frío, soledad que hiela hasta los huesos.

Ahora ya se escucha la intolerancia, el cansancio de la convivencia obligada, el espacio contenido en el tiempo…ya no hay risas, ya no hay música…ahora también los atravesó.

Todo me da vueltas, el miedo irrumpe en mi cuerpo, el frío se apodera de mi ser, necesito ayuda. ¿Hay alguien ahí?

¿Tendré fuerzas para rescatar del pozo las intenciones que escribí al iniciar el año?

VAMOS!!! Vamos, que se puede!!!   

Hoy mi universo es inmenso, mi espacio cobró dimensiones extraordinarias, me siento libre dentro del confinamiento…la mente es poderosa.